jueves, 10 de agosto de 2017

De cuando visité la fortaleza de Santa Engracia hace casi cuatro décadas y no sabía lo que era.


En la actualidad, quien más, quien menos, sabe de la existencia de la fortaleza de Santa Engracia, pero os imagináis hace casi cuatro décadas?.
    Las comunicaciones por tren o autocares en aquella época entre los pueblos eran muy buenas. Hoy apenas paran trenes en Briviesca y menos aún en los pueblos más pequeños y los horarios de autocares se han quedado reducidos a la mínima expresión.
     Hace unos treinta y cinco o cuarenta años, en cierta ocasión y tras días  y días de niebla espesa y gélida en Briviesca sin ver el sol decidí coger el tren hasta Pancorbo pensando que en las zonas altas haría un sol espléndido y podría conseguir buenas fotos. Así fue. 
    A medida que ascendía por la parte alta de pueblo de Pancorbo iba intuyendo el sol iluminando los enormes cortados hasta que de repente, todo se despejó. Ya casi en la cima aparecieron ante mi vista unas ruinas  de las que no tenía ni repajolera idea de qué se trataban. En aquellos tiempos el acceso a la información era muy escaso y supuse que se trataría de un gran poblado antiguo. Fue una sensación extraña ver esas ruinas,  enormes paramentos y alineaciones de piedra,  a un lado y otro de la cima con grandes cuevas en los acantilados. Tuvieron que transcurrir bastantes años para darme cuenta que se trataba de la fortaleza de Santa Engracia.  Hoy, después de haberse puesto en valor , raro es aquél que no ha oído hablar de ella, pero imaginaros en aquellos tiempos de desconocimiento.Lo primero que se me venía a la cabeza era pensar en una especie de Machu Pichu. 
   No sería la única vez que visitara esas ruinas. Las imágenes son de entonces y me apetece compartirlas con vosotros.
  Eran otros tiempos y muchísimo más joven e inquieto.
Estampa pastoril bajo las ruinas del castillo de Santa Marta.

A medida que iba ascendiendo la niebla dio paso al sol.

La niebla desfilaba pausada por el corredor del desfiladero. 


Hacia el sur , la Bureba era un mar de nubes.


Las cuevas al borde del acantilado con sus paramentos y algún resto de cerramientos.


Ruinas y cuevas de los Moros. 



Vistas desde la parte más occidental. 

Panorámica hacia el este. 

Mientras miraba desfilar la niebla me preguntaba qué puñetas sería lo que estaba pisando.

En otras visitas a la zona. 

Haciendo el cabra ....pasaba por aquí...

Desde el valle Barbalantes.

Pasando más frío que un lagarto en Laponia.

Intentando encajar la peña para que no se cayera...

Pancorbo , el origen. 

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